Cuentos de Sommelière

Legado.
Mariel Sogliano
Sommelier
Recuerdo los mediodías, cuando el verano empezaba a visitar a la primavera, mi abuela Rosa, me había pedido como todos los mediodías, que le sirviera su vaso de vino, ella; ya no lo podía hacer.
Tomaba un sorbo de vino, realizaba un suspiro, se saboreaba los labios mojados de vino tinto y me decía: ¿me servís un poquito más?
Me reía, porque no había terminado su vaso de vino, sino recién había empezado. Es así, los momentos de placer no queremos que se terminen, e intentamos extenderlos todo lo que se pueda, para cuando llegue el final; nos quede ese dulce recuerdo grabado, para poder contarlo.
Luego que volvía a verter, el sorbo de vino que se había tomado, mi abuela mojaba la miga de pan en el vino y ese movimiento, era la llave para que se convirtiera en una narradora de historias.
Su mirada cambiaba, su risa se desplegaba y el espíritu salía sin pedir permiso para disfrutar de la libertad.
Las historias que la abuela guardaba, buscaban el vaso de vino como canal, para que lo ancestros sean escuchados, y convertidos nuevamente en mortales.
En esa ceremonia, la risa, la alegría, también la tristeza y el dolor, se reunían para acompañarse y acariciar las memorias del pasado. El espíritu sabía, que detrás de las historias contadas, hoy, podemos escribir, nuestro presente.